La minería es por naturaleza un negocio peligroso. La explotación y extracción intensivas en energía de materias primas como el carbón, el aceite mineral o el gas natural dan como resultado la emisión de sustancias tóxicas al aire y al agua, además de muchos otros desafíos. Los operadores mineros de hoy tienen una doble responsabilidad: no solo proteger la salud y la seguridad de sus empleados, sino también mantener las emisiones por debajo de los valores límite legalmente establecidos, sin perder de vista la eficiencia de la extracción de la materia prima. La presión sobre la minería para asumir una mayor responsabilidad por sus efectos ambientales aumenta constantemente. El uso de la tecnología de medición más moderna y probada con frecuencia de Testo ofrece el soporte necesario para una producción exitosa en el conflicto entre seguridad, protección ambiental y eficiencia.
Entre los riesgos más comunes en la industria minera, especialmente bajo tierra y en la extracción de carbón, se encuentra el aumento de las concentraciones de gases combustibles y tóxicos y asfixiantes. En la minería, suelen ser metano (CH4), dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOx), sulfuro de hidrógeno (H2S) y dióxido de azufre (SO2). Para los mineros, el monóxido de carbono es un peligro particularmente traicionero, ya que afecta negativamente la capacidad del cuerpo para absorber oxígeno, a la vez que es incoloro e inodoro. Todos estos parámetros deben ser monitorizados, analizados de manera regular y fiable y, si es necesario, optimizados, para garantizar la salud y la seguridad de los mineros y cumplir con las estipulaciones de protección ambiental.